lunes, 12 de septiembre de 2016

Bailando con Alena Collar: "Me interesan los libros que reflejan al ser humano en sus contradicciones, en sus formas de respuesta".




Baile del Sol.- ¿Cómo surge la idea de escribir El retrato de Irene?
Alena Collar.- Tenía, creo, esta historia “larvada” hace años; por circunstancias he conocido algunas personas en mi juventud exiliadas de Chile, y a la vez conozco el drama familiar de silencio que para muchas personas ha causado la guerra civil en España, esto se reflejó en la figura de alguien que conjugara ambos mundos y nació la figura de Irene como síntesis.

BdS.- ¿Cómo ha sido el proceso de construcción de la historia?
AC.- El proceso nació de un cuento largo – y bastante malo-, que decidí reformar. Cuando lo empecé a escribir me di cuenta de que no era un cuento sino toda una historia novelada. Ha llevado tres años; principalmente porque sabía lo que quería contar, pero no encontraba el “tono”: el tempo lento que me pedía la narración.  Ha supuesto una labor de re-escritura muy elaborada. De repensar, porque necesitaba encontrar la voz de cada personaje y la coherencia de sus actos narrativamente hablando.

BdS.- ¿Qué diferencias has encontrado respecto a la escritura de tu anterior novela?
AC.- Es un tipo de narración muy diferente: la anterior novela era un juego literario; el Retrato es la historia de alguien que se está buscando a sí misma durante toda la novela; técnicamente tiene una estructura distinta: la anterior era casi un “continuum narrativo” y El retrato de Irene es una narración organizada en capítulos perfectamente distinguibles, con personajes muy definidos- o eso he intentado al menos- y que avanza hasta un final digamos “cerrado”. Necesitaba esa jerarquización para contar este tipo de historia.




BdS.- Háblanos un poco de los personajes.
AC.- Yo creo que es una novela de personajes que no son ni buenos ni malos, al menos no son arquetipos; Irene es alguien que por circunstancias que se verán al leer siente que ha perdido su particular mundo interior y que se refugia en el silencio. Su nieto Álvaro es un personaje muy contradictorio; nace en Chile, vuelve con su abuela Irene a España y ha sentido siempre que hay algo en su vida que le ha sido ocultado, y a la vez no quiere recuperar esa memoria de quién es hasta que las circunstancias poco menos que le obligan.
Hay personajes que rodean a estos dos principales, Carmen, la amiga de Irene, un ser eminentemente práctico, que evita complicaciones pero que mantiene un silencio de años solo por fidelidad… Edurne, a quien yo tengo especial cariño porque significa ese lazo de unión entre el pasado y el presente que puede contribuir al futuro…, los padres de Álvaro, sobre todo la madre, Chacana, y principalmente porque es el símbolo de la ausencia… A través de ellos y de otros, Rafael, Marita…, el marido de Irene, que tiene una personalidad muy especial, es como vamos a ir completando el retrato de Irene.

BdS.- ¿Qué te interesaba más: la atmósfera y las emociones o la propia acción?
AC.- Me he dado cuenta- después de escribirlas- de que en mis novelas me interesa muchísimo más crear una atmósfera, un ambiente que refleje el interior de la gente. Me explicaré: me interesan muchísimo los “seres anónimos”, esos que no tienen historia, que sus vidas, sus dramas personales están ahí, y solo existen para ellos. Me interesa mucho indagar en la psicología de las personas; en el porqué de sus actitudes, en cómo un ambiente, o un hecho determinado quizá sin trascendencia puede cambiar sus vidas. Creo que soy mucho más escritora de atmósferas, de interiores, que de acciones, y que en esta novela se nota claramente: me interesaba reflejar un mundo que se marcha, una atmósfera que se pierde, y cómo Irene durante toda su vida sigue buscando lo perdido: la belleza, la armonía, el amor…y cómo la vida muchas más veces de lo que parece no nos da respuestas a esto.

"Es también la historia de mucha gente anónima a quien la guerra civil atropelló,  y tuvieron que vivir una vida muy diferente a la que hubieran querido".


BdS.- ¿Por qué recomendarías la lectura de El retrato de Irene?
AC.- Creo que los lectores/as que se acerquen a mi novela pueden encontrar una forma de narrar  sin grandes “sobresaltos” narrativos; que les pedirá una lectura pausada y a la vez que se van a acercar a una historia de belleza perdida, de recuperación de memoria del pasado; creo que Irene merece que se conozca su historia de búsqueda, su drama personal, porque es también la historia de mucha gente anónima a quien la guerra civil “atropelló”,  y tuvieron que vivir una vida muy diferente a la que hubieran querido. Además creo que las preguntas que Irene se hace en la novela sobre la felicidad, el amor, la libertad de elegir, la belleza..., son preguntas que todos nos hemos hecho.

BdS- ¿Qué respuesta has recibido hasta ahora de los lectores?
AC.- Por lo que me llega de los lectores/as que han tenido la generosidad de leerme la novela está agradando. A menudo me lo dicen en privado, pero la verdad es que estoy muy feliz de la respuesta que está teniendo. Coinciden en que es una novela “con alma”, como me han dicho varios lectores, pero sobre todo en identificarse con Irene, en acompañarla en su vida. Públicamente la escritora Laura Garzón y el escritor Eduardo Alzola han tenido la gentileza de hacer críticas muy positivas del libro en sus blog, también la escritora Marian Izaguirre la mencionó públicamente como una lectura interesante, y la Revista Alquimia Literaria la eligió Libro de la Semana hace unas fechas.

BdS.- Sabemos que eres una lectora voraz, ¿qué tipo de libros te interesa especialmente?, ¿nos recomiendas algo?
AC.- Me gusta mucho leer, sí. Me interesan sobre todo los libros que reflejan al ser humano en sus contradicciones, en sus formas de respuesta.  Un género que leo mucho es la biografía literaria o autobiografía y son demasiados autores/as los que me interesan.
 Por definir algo más, en narrativa podría citar autores/as clásicos/as, como Virginia Woolf o Carmen Martín Gaite o Soledad Puértolas, Rosa Chacel, o Ana María Matute, entre mis “autoras fetiches”, o Cortázar,  pero leo muy diversa literatura; me interesa mucho por ejemplo la escritura de Keret, o de Kertész, me interesa mucho la narrativa centroeuropea en general. También entre los escritores/as que escriben en castellano de mi entorno tengo afinidad lectora con autoras como Silvia Fernández Díaz, Maite Núñez, Guadalupe Royán, Carmen Peire, Cristina Morales, Samanta Schweblin… Me agradan también  Eduardo Berti, del que leí La vida imposible y me encantó, me interesa la narrativa de Fernando Aramburu, del que leí Años lentos, y estoy muy interesada en el libro que acaba de publicar: Me interesan también mucho los experimentos narrativos de Miguel Ángel Hernández: su Intento de escapada me pareció una novela inquietante y quiero leer el último libro que acaba de publicar…. Podría seguir; pero al final haría  una lista  demasiado extensa.
  En cuanto a poesía me temo que soy bastante clásica; me gusta mucho por ejemplo Eloy Sánchez Rosillo, Luis Alberto de Cuenca, o Joan Margarit, aunque aquí me gustaría leer más poemarios de Sonia Aldama,  de Ana Belén Martín Vázquez, o Raquel Vázquez, por ejemplo, que me parecieron ejemplos de poesía que me llegó mucho.
Recomendar se me hace muy difícil, si los lectores/as quieren, pueden echar un vistazo a mi blog de reseñas y ahí encontrarán seguro algo que les interese.

BdS- ¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto literario?
AC.- Me ha hecho sonreír la pregunta porque lo primero que pensé al leerla es que “no lo sé seguro”… Es decir, que hay un balbuceo de cuatro notas difusas escritas en diferentes cuadernos en los que se repite una mujer que se llama Julia, una sala de conciertos y una partitura…pero aún no sé exactamente a dónde me llevará eso… En todo caso, de llevarme sería a una novela y para eso aún falta un tiempo…


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