viernes, 30 de diciembre de 2016

Reseña de STONER, de John Williams en Isla de Gont

Stoner de John Williams

Stoner, el libro de John Williams
Stoner es un hombre normal el libro habla de una vida normal, con sus peculiaridades, como todas, sus alegrías y sus penas. Un libro sin sobresaltos, ni adrenalina, sin acción trepidante ni un final sorprendente. Tan solo conocemos la vida completa de Stoner. Lento, pausado y sin embargo el libro me ha parecido genial.
Me ha encantado el libro de John Williams. No es un thriller, ni un libro de aventuras, ni ciencia ficción, ni tiene giros espectaculares ni como he dicho un final inesperado.
Y sin embargo … consigue transmitir las emociones de una forma sorprendente. Aún a pesar de tratarse de otra época.
Puedes comprar la novela desde enlace  Stoner, pero vamos con la reseña y sus citas 🙂
Stoner es una persona introvertida, estudia, trabaja, forma una familia y mientras vamos pasando las páginas vemos como vive. Nada más y nada menos. Una vida como podría ser la de cualquier otro, con sus alegrías y sus decepciones, pero siendo feliz a su manera.
“¿Pero no lo sabe, señor Stoner?”, preguntó Sloane. “¿Aún no se comprende a sí mismo? usted va a ser profesor”.
De repente Sloane parecía muy distante y los muros del despacho se alejaron. Stoner se sentía suspendido en el aire y oyó su voz preguntar: “¿Está seguro?”.
“Estoy seguro”, dijo Sloane suavemente.
“¿Cómo lo sabe? ¿Cómo puede estar seguro?”
“Es amor, señor Stoner”, dijo Sloane jovial. “Usted está enamorado. Así de sencillo”.
Era así de sencillo. Se daba cuenta de que asentía a Sloane y dijo algo inconsecuente. Luego salió del despacho.
Y así pasan los años, con sus ambiciones, disputas, desengaños, y la resignación de la vida que lleva. Una vida como la que podría tener millones de personas, quizás por eso conecte tanto y puedas sentir en todo momento los sentimientos de los personajes. Quien no ha sentido la rabia y desesperación de situaciones claramente injustas.
Tras varios minutos, William Stoner se inclinó hacia delante y habló, con una voz más alta y fuerte de lo que habría pretendido. “Tenía que habérselo contado antes. Tenía que habérselo contado el verano pasado, o esta mañana”.
Los rostros de sus padres permanecían apagados e inexpresivos a la luz de la lámpara.
“Lo que intento decir es que no vuelvo con ustedes a la granja”.
Su mundo empieza realmente a cambiar. La relación con sus padres, con la granja. Con su vida.
Pero a él no se le ocurría nada que decirles. Se había percatado de que sus padres y él habían comenzado a sentirse como extraños y se dio cuenta de que su amor por ellos se intensificaba con la pérdida.
A veces, inmerso en sus libros le venía a la cabeza la conciencia de todo lo que no sabía, de todo lo que no había leído y la serenidad con la que trabajaba se hacía trizas cuando caía en la cuenta del poco tiempo que tenía en la vida para leer tantas cosas, para aprender todo lo que tenía que saber.
Llegan momentos difíciles como la guerra, momentos donde tomar decisiones. Decisiones difíciles, como muchas de las que nos siguen en la vida y que moldean nuestro destino y nuestra personalidad y que traen consecuencias con las que hay que vivir.
“Debe recordar lo que es, lo que ha elegido ser y el significado de lo que hace. Hay guerras, derrotas y victorias de la raza humana que no son militares. Recuerde eso mientras decide qué hacer”.
En el libro se nos presentan momentos duros. Momentos muy duros durante toda la novela.
Stoner discutió con ella, pero ella no cedió. Al final se dio cuenta de que sólo deseaba morir, y deseaba hacerlo en el lugar en el que había vivido, y él sabía que ella merecía esa pequeña dignidad que hallaba en hacerlo como quería.
El amor…la vida es amor. A veces nos hunde a veces lo toleramos y otras veces nos sube hasta el cielo.
Ella continuó hablando y al cabo de un rato Stoner empezó a escuchar lo que decía. Años más tarde se daría cuenta de que en esa hora y media, de aquella tarde de diciembre, durante su primer lapso largo de tiempo juntos, le contó más sobre sí misma que ninguna otra vez. Y cuando hubo terminado, sintió que eran desconocidos de una manera impensable y supo que se había enamorado.
No es una novela de amor, no puedo meterla dentro de mi lista de libros de amor preferido. Esos libros de amor que no son empalagosos. Pero Stoner tiene su dosis de amor y desamor. ¿Qué vida no la tiene?
En su año cuarenta y tres de vida, William Stoner aprendió lo que otros, muchos más jóvenes, habían aprendido antes que él: que la persona que uno ama al principio no es la persona que uno ama al final, y que el amor no es un fin sino un proceso a través del cual una persona intenta conocer a otra.
Momentos muy duros que recuerdan situaciones actuales y en un país diferente al nuestro, hay cosas que en épocas de crisis parece que siempre son iguales
Vio hombres buenos caer en una lenta decadencia de desesperanza, destruidos al ver destruido su concepto de una vida decente, les veía caminar desanimados por las calles, con la mirada vacía como añicos de cristal roto; les veía encaminarse hacia las puertas de atrás, con el amargo orgullo de los hombres que avanzan hacia su propia ejecución, a mendigar el pan que les permitiera volver a mendigar, y vio hombres que una vez caminaron erguidos por efecto de su propia identidad mirarle con envidia y odio por la débil seguridad que él disfrutaba como empleado de una institución que, no se sabe por qué, no podía caer.
Es un libro sobre la vida y así se llega al final como siempre echando la vista atrás y evaluando lo que hemos hecho, si ha valido la pena…
No se consideraba viejo. A veces, cuando se afeitaba por la mañana, miraba su imagen en el espejo y no se sentía identificado con el rostro que se reflejaba asombrado con los ojos claros de una máscara grotesca; era como si llevara por una razón oscura, un disfraz atroz, como si pudiese, si así lo deseara, despojarse de las cejas canosas, las greñas blancas, la carne que colgaba sobre sus nítidos huesos, las arrugas que aparentaban vejez.
En algunas ocasiones te sientes identificado con la situación y los sentimientos que experimenta el personaje, en otras lo identificas con algún conocido, pero siempre es la vida, dura y en su máximo esplendor.
El propio autor John Williams en una de las pocas entrevistas que concedió decía:
Pienso que es un héroe real. Mucha gente que ha leído la novela piensa que Stoner tuvo una vida triste y mala. Yo pienso que tuvo una vida muy buena. Realmente, tuvo una vida mucho mejor que la que mucha gente tiene. Hizo lo que quería hacer. Sabía lo que estaba haciendo y entendía la importante del trabajo que estaba realizando. Lo importante para mí en la novela es el sentido del trabajo… un trabajo bueno y honorable en el propio sentido de la palabra. Su trabajo le di un tipo particular de identidad y le hizo ser lo que era.
Pues sí, me parece una vida gris, es cierto que mucha gente vive mucho peor. Y que su trabajo lo cubría todo, lo llenaba todo y le hacía feliz, pero tanto su vida amorosa, como sus relaciones personales y sobre todo la relación con su hija tienen muchas más sombras que luces. Os dejo con un artículo sobre la novela que ha salido recientemente en The Guardian.
“Deseo y aprendizaje”, dijo una vez Katherine. “En realidad eso es todo, ¿verdad?”.
https://www.isladegont.com/libro/stoner/ 


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